Mi hijo de 14 meses tenía un retraso psicomotor puesto que a penas se movía y acababa de empezar a gatear con esta edad pero muy poco. Habitualmente se sentaba y pedía las cosas señalando, pero no iba él a por ellas. Consulté con mi pediatra pero me decía que no le comparara con su hermano mayor ni con otros niños, ya  que cada uno lleva su ritmo y además que mi hijo estaba rellenito. Mi instinto maternal me llevó a buscar un profesional para tener un diagnóstico alternativo. Tuvimos la suerte de dar con Carolina, quien desde el primer momento a través de la estimulación fundamentalmente a través del juego y la combinación de fisioterapia y osteopatía, hizo que mi hijo empezara a interesarse mucho más por el entorno, comenzó a moverse más y mejor y aumentó su lenguaje y cognición. La recomiendo sin ninguna duda.